Y una mujer que
sostenía a un niño contra su seno, dijo: Háblanos de los niños.
Y
él dijo:
*
Vuestros hijos no son
vuestros hijos.
Son
los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de perpetuarse.
Vienen
a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y
aunque están a vuestro lado, no os pertenecen.
*
Podéis darles vuestro
amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque
ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis
cobijar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque
sus almas viven en la casa del porvenir, que está cerrada para vosotros, aun
para vuestros sueños.
Podéis
esforzaros por ser parecidos a ellos, pero no busquéis hacerlos a vuestra
semejanza.
Porque
la Vida no se detiene ni se distrae en el ayer.
*
Vosotros sois el arco
desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsadas hacia lo
lejos.
El
Arquero es quien ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con su
Poder para que su flecha vaya veloz y lejana.
Dejad,
alegremente, que la mano del Arquero os doblegue.
Porque,
así como Él ama la flecha que vuela, ama también la estabilidad del arco y su
constancia.
* * *
KHALIL GIBRAN, El Profeta. Obras Completas, Tomo
I. Ediciones Bosmar, Barcelona, 1980.